El día 28 de noviembre la UEX va a tributar un homenaje al profesor Manuel Ariza Viguera, recientemente fallecido en Sevilla y que fue Catedrático de Historia de la Lengua de nuestra Universidad, en la trabajó durante catorce años y donde formó a varias promociones de estudiantes de Filología, entre los que me cuento, que tuvimos la suerte de asistir a sus rigurosas, claras y amenas clases, explicadas con el estilo dinámico y apasionado que le caracterizaba.
Entre sus numerosas publicaciones, elijo una que por su brevedad, el contenido y el título tan sugerente que le dio el profesor Ariza, os puede interesar. Se trata de un estudio sobre algunos de los insultos más frecuentes en español.
La palabra insulto es un cultismo del s. XV que mantuvo su significado etimológico, "acometimiento, asalto, ataque repentino y violento", hasta 1803, cuando la Academia la definió como "ofensa a alguien, provocándolo e irritándolo con palabras o acciones".
En este caso, me gustaría que no lleváramos en exceso la teoría a la práctica, aunque tampoco está de más saber qué decimos realmente cuándo ofendemos o nos ofenden con palabras y, también, aprovechemos el artículo y la nómina de insultos que se analizan en él para ampliar nuestro vocabulario y superar esos tres o cuatro tacos y sus variantes (no más, fijaos) que constituyen todo el caudal léxico de la mayoría de los españoles en este ámbito.
Entre sus numerosas publicaciones, elijo una que por su brevedad, el contenido y el título tan sugerente que le dio el profesor Ariza, os puede interesar. Se trata de un estudio sobre algunos de los insultos más frecuentes en español.
La palabra insulto es un cultismo del s. XV que mantuvo su significado etimológico, "acometimiento, asalto, ataque repentino y violento", hasta 1803, cuando la Academia la definió como "ofensa a alguien, provocándolo e irritándolo con palabras o acciones".
En este caso, me gustaría que no lleváramos en exceso la teoría a la práctica, aunque tampoco está de más saber qué decimos realmente cuándo ofendemos o nos ofenden con palabras y, también, aprovechemos el artículo y la nómina de insultos que se analizan en él para ampliar nuestro vocabulario y superar esos tres o cuatro tacos y sus variantes (no más, fijaos) que constituyen todo el caudal léxico de la mayoría de los españoles en este ámbito.
Si, una vez iniciados, queréis ampliar vuestros conocimientos sobre los insultos, improperios, injurias o insolencias del español, aquí tenéis otra obra más amplia, Inventario General de Insultos, de Pancracio Celdrán que recoge, en orden alfabético y con una amplia explicación del origen y significado de cada término, gran cantidad de palabras y expresiones, con mayor o menor carga ofensiva (abrazafarolas, ser más tonto que Abundio o más feo que Picio, badulaque, cachondo, hortera, majadero, pollaboba, trapisondista, zorrero,
pelandusca zascandil...) cuya lectura resulta instructiva, amena y curiosa.
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